04/02/2025 - El gigantesco bloque de hielo, conocido como A23a, permaneció prácticamente intacto durante décadas. Sin embargo, desde diciembre pasado, ha comenzado a moverse lentamente hacia las islas Georgias del Sur, impulsado por fuertes corrientes oceánicas. Este movimiento ha llamado la atención de los expertos, quienes han estado monitoreando el iceberg mediante satélites.
Un desprendimiento histórico
El viernes pasado, imágenes capturadas por un satélite europeo revelaron que un fragmento considerable se había desprendido del cuerpo principal del iceberg. Este trozo mide aproximadamente 19 km de largo y 6 km en su punto más ancho, con una superficie total de casi 79 km². Ahora, el fragmento flota a la deriva en las frías aguas del océano.
"Es sin duda la primera parte significativa que se ha desprendido del iceberg hasta ahora", declaró Andrew Meijers, oceanógrafo del British Antarctic Survey (BAS), quien sigue de cerca el comportamiento de A23a. Por su parte, Soledad Tiranti, glacióloga argentina a bordo del rompehielos ARA Almirante Irízar, también confirmó el evento, destacando que este tipo de fenómenos es impredecible.
Fracturas profundas y riesgos futuros
Según Meijers, los icebergs como A23a tienen fracturas internas que pueden profundizarse con el tiempo. Aunque este coloso de hielo había perdido pequeños fragmentos anteriormente, siempre había mantenido su estructura general. Sin embargo, este nuevo desprendimiento sugiere que las grietas comienzan a expandirse, lo que podría acelerar su fragmentación.
"Hemos visto otros icebergs gigantes colapsar relativamente rápido, en cuestión de semanas, una vez que empiezan a perder grandes trozos", explicó Meijers. No obstante, los expertos coinciden en que predecir cómo se fragmentará A23a es extremadamente difícil. "No es una ciencia exacta. Podría romperse en mil pedazos o mantenerse mayormente intacto", añadió.
Impacto en la fauna local
A pesar de la pérdida de este fragmento, los científicos creen que la trayectoria de A23a hacia las Georgias del Sur no cambiará significativamente. Esta zona es crucial para la alimentación de especies como focas y pingüinos, y la llegada del iceberg podría representar una amenaza para su hábitat natural.
Sin embargo, una fragmentación adicional podría reducir los riesgos para la fauna local. Según Meijers, bloques de hielo más pequeños permitirían a los animales moverse con mayor facilidad en busca de alimento. "Si el iceberg se divide en partes más manejables, la amenaza para la biodiversidad disminuiría considerablemente", concluyó el oceanógrafo.
Mientras tanto, el monitoreo continuará para evaluar cualquier cambio significativo en el comportamiento de A23a y sus posibles impactos en el ecosistema marino.
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